Si has viajado últimamente, lo más normal es que lo hayas hecho en avión. Pero claro, menos tiempo de trayecto significa más vacaciones, ¿verdad? La cuestión es que eso no siempre se cumple, por eso mismo te recomendamos que empieces a viajar en tren. ¿Los motivos? Sigue leyendo y los encontrarás.
Olvídate de esperas infinitas
Llegas al aeropuerto dos horas antes de tu vuelo, facturas, pasas los controles, y todavía tienes que esperar aún más a embarcar. Eso si no te encuentras con un retraso o tienes que hacer escalas, claro. A la hora de viajar en tren, las cosas se simplifican.
Llegas con 15 o 20 minutos de antelación a la estación, validas tu billetes y te montas. Rápido, sin dar vueltas y sin esperas infinitas. Además, a pesar de ir «en tierra» no sufrirás los atascos que siempre acompañan a los viajes en coche.
Sin sorpresas en el precio
La razón por la que los comparadores de vuelos se han hecho tan usados es por la enorme variedad de precios que puedes encontrar para un mismo viaje. Desde vuelos prácticamente regalados hasta precios que supondrían tu sueldo íntegro. Los trenes, sin embargo, casi no ven su precio cambiado a lo largo del año.
Y, si bien es verdad que, como norma, son algo caros, siempre se puede aprovechar las épocas del año donde se ofertan descuentos. Aunque ese precio «alto» te asegura que, sin importar fecha, no te vas a llevar una sorpresa a la hora de comprar tu billete.
Viaja cómodo
Además de un precio estable y pocas esperas, viajar en tren ofrece algo único. Y es que el tren es el medio de transporte que más libertad te ofrece durante el viaje. No hay cinturones de seguridad que te dejen «clavado» al asiento, los asientos suelen ser más que espaciosos y tienes lo posibilidad de andar a través de los vagones.
Si eso no fuera suficiente, los trenes acostumbran tener un vagón restaurante a bordo donde comer o tomar algo. Y, a diferencia de los aviones, la comida no es de terrible calidad y el sobreprecio no es abusivo.
Un encanto único
Puede sonar muy nostálgico, pero la realidad es que hacer un viaje en tren tiene algo mágico que no se encuentra en aviones o coches. La posibilidad de ver paisajes únicos a través de la ventana, el traqueteo de las ruedas y la sensación de casi viajar en el tiempo no tienen rival.
Porque, aunque tardes algo más, no te vas a pasar todo el viaje mirando al infinito de las paredes de un avión o en mitad de una carretera sin nada rodeándote más que otros coches y asfalto. Si te decides por el tren es posible que algunos de los mejores paisajes que veas en tus viajes sean a bordo.
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