Esta isla es mundialmente conocida por las insólitas imágenes que nos deja de playas paradisíacas… y encantadores cerdos tostándose en su arena blanca y fina.
Había una vez, en medio del mar Caribe, un grupo de islas, cayos e islotes. Las Bahamas, que así se llaman estas islas, cuentan con todos los requisitos para pensar que nos hemos muerto y estamos en el cielo: playas de arena blanca, palmeras, aguas cristalinas… Y cerdos en una pequeña isla.
A unas decenas de kilómetros de la capital nos encontramos con el cayo Big Major, una porción de tierra deshabitada en Exuma, que cuenta con una particularidad que le ha convertido en uno de los puntos más visitados de todas las islas Bahamas en los últimos años. Una superficie rodeada de aguas cristalinas del mar Caribe que se puede recorrer de punta a punta en muy poco tiempo, pero que se ha vuelto muy popular en los últimos años.
Y es que esta gran popularidad de esta isla se debe a una piara de cerdos silvestres de distintas edades y tamaños que, desde hace tiempo, habita aquí junto con algunos gatos y cabras. Pequeños lechoncillos y ejemplares adultos – como la entrañable Big Momma -, comparten un gusto inusitado por nadar entre las playas en busca de comida. Tal es la popularidad, que la isla ha sido rebautizada como Pig Island.
¿Cómo llegaron los cerditos a la isla?
Lo cierto es que nadie sabe a ciencia cierta cómo llegó la piara a la isla, aunque hay varias teorías. Hay quien dice que un grupo de marineros los dejó allí para que, cuando volviesen a la isla, contar con alimento. Otra teoría apunta a un rodaje de una película en el que se escaparon y quedaron libres, o bien al naufragio de un buque los transportaba. Las teorías más conspiranoicas apuntan incluso a una suelta deliberada para promocionar el turismo en la zona.
La teoría más plausible
Durante los 90, en un cayo vecino, se comenzó la cría intensiva de cerdos, cuyo olor molestaba a los vecinos de la zona. Uno de los ganaderos decidió trasladarlos para evitar molestias al cayo vecino, donde iba de vez en cuando en su barca para alimentarlos. Poco a poco, y con el paso del tiempo, el hombre ni llegaba a tierra, y lanzaba la comida a los animales al agua… que aprendieron a nadar para acercarse a la barca y poder así comer.
Poco a poco, el interés por estos cerditos fue creciendo, así como el turismo, que cada vez era más numeroso. Tanto, que llegó a incomodar a los animales y el gobierno local ha tenido que tomar medidas para protegerlos.