A la hora de irte de vacaciones hay dos grandes opciones cuando se trata de encontrar un lugar donde descansar. O bien elegimos un hotel o un apartamento vacacional. Cada una de las dos opciones tiene sus pros y sus contras. Y hoy los exploramos para que no te quede ninguna duda de cara a tus vacaciones.
La opción clásica, el hotel
Esta es la mejor opción si queremos unas auténticas vacaciones en las que poder descansar al 100%. Nos limpian la habitación, nos hacen la cama y, en la mayoría de ocasiones, tendremos el desayuno incluído en el precio. Aunque podemos llegar a tener un todo incluído si lo que queremos es no rompernos la cabeza con las comidas y cenas.
En este caso, aunque seguramente sea la opción más cara, tendríamos más comodidades que de cualquier otra forma. Por otro lado, lo más seguro es que también podamos disfrutar de piscina y gimnasio en las instalaciones del hotel. Además, el personal del hotel estará allí para ayudarte con lo que pueda.
El lado negativo de los hoteles
La parte mala a la hora de alojarse en un hotel tiene mucho que ver con la libertad. Ya que no podremos cocinar nada que compremos, porque la mayoría de hoteles no cuentan con cocina en la habitación. Así mismo, tampoco podremos invitar libremente a personas a subir a nuestra habitación. Ya que el personal del hotel podría llamarnos la atención por «colar» a gente.
Y, a la hora de hacer el check-in y el check-out tenemos una limitación horario inflexible. Lo que puede suponer un problema si nuestros vuelos salen tarde y tenemos que pasar el día deambulando con la maleta arriba y abajo.
Apartamentos vacacionales, la opción más dinámica
A diferencia de los hoteles, nadie vendrá a limpiarnos la habitación. Incluso puede que se nos cobre un plus por ello. Sin embargo, se trata, casi siempre, de una opción mucho más barata que un hotel tradicional. Aunque claro, no tendremos desayuno incluído ni mucho menos la posibilidad de un «todo incluído» que nos ahorre el tener que cocinar nosotros.
Pero, el lado bueno de eso es que tendremos libertad total para cocinar lo que queramos. Además de poder ir y venir a nuestro antojo sin que nadie tenga que dejarnos pasar o compruebe que no suben más personas de las que deberían.
El lado malo de los apartamentos
Tanta libertad conlleva un lado malo. Y es que todo depende de ti. Es decir, serás tú el que tenga que acordar horas de entrada y salida con el propietario. Tú serás el responsable de limpiar antes de irte y, si te dejas lo que sea, lo más probable es que no lo recuperes. Mientras que muchos hoteles te lo envían mediante un servicio de paquetería a casa.
Otro problema es que no hay nadie para ayudarte al momento si algo va mal. Por ejemplo, si en mitad de la noche se te va la luz, tendrás que esperar hasta que el propietario pueda acercarse para ver qué sucede.
Entonces ¿qué me conviene?
A la hora de elegir un hotel o un apartamento vacacional hay que tener en mente qué tipo de viaje vamos a hacer. Si uno en el que nos pasemos el día recorriendo la ciudad mirando monumentos y saliendo de fiesta de noche o uno más tranquilo y de relax.
Si queremos un viaje repleto de actividades, visitas a lugares de foto y únicamente vamos a estar en el hotel para dormir, el apartamento es nuestra mejor opción. Es más barato y como seguramente comas fuera, no tendrás que preocuparte por hacer la compra o cocinar. Aunque siempre puedes tener algún tentempié en el armario.
Si por el contrario vamos a relajarnos y ver el tiempo pasar, la decisión está clara, un hotel. No tendremos de preocuparnos de nada más que alejar de nosotros el estrés de nuestra rutina. Y disfrutar de un merecido descanso mientras lo hacen todo por nosotros.
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