Uno de los mejores recuerdos que nos podemos traer de vuelta de esas vacaciones que tanto esperábamos son las fotos. Un instante capturado para siempre de ese momento de relax total, ya sea con amigos o por ti mismo. Pero para conseguir que esos fragmentos de tus vacaciones sean lo mejores posibles, hay que hacerse una pregunta. ¿Qué cámara me llevo de viaje?
¿Qué cámara me llevo de viaje?
Antes de nada, es conveniente saber qué tipo de cámara nos conviene llevar. Porque no es lo mismo una escapada de dos días que un viaje de dos semanas, y, como es normal, no se necesita lo mismo para sacar unas buenas fotos. Además, también es conveniente evaluar nuestra habilidad con la cámara.
Ya que, si no sabemos ajustarla correctamente, no sacaremos buenas fotos ni con la mejor cámara del mundo. En ese tipo de casos lo mejor sería algo más básico que nos garantice unos mínimos de calidad.
Si tienes experiencia con cámaras, una réflex
Si sabes manejarte en el mundo audiovisual, la decisión está clara. Una cámara réflex será tu mejor amiga en tus viajes. Todos los ajustes que quieras hacerle a la imagen, una calidad increíble e infinitas posibilidades. Si se trata de un viaje corto, con un solo objetivo versátil tendrás de sobra. Si viajas un periodo largo puedes meter en tu maleta un par de objetivos más específicos e irlos cambiando según te apetezca.
De esta forma podrás sacar tanto grandes paisajes y panorámicas como detalles que te parezcan interesantes. Además, por supuesto, de retratos de ti y tus acompañantes. El único «pero» es que pueden hacerte falta varias tarjetas de memoria para guardar tanta foto.
Una opción menos pesada
Además, al usar una cámara de este tipo podrás sacar fotos en prácticamente cualquier ambiente. Aunque claro, deberás cargar con ella allá donde vayas, algo que puede resultar un agobio si vas a pasarte diez horas al día caminando de un sitio a otro.
Por otro lado, si te gusta esta perspectiva pero no quieres andar cargando con muchos objetivos y accesorios, una cámara bridge o compacta es tu mejor opción. Calidad similar a la réflex (guardando las distancias, claro) y menos peso encima. Aunque tengamos que sacrificar la posibilidad de cambiar de objetivos.
¿Poca experiencia con cámaras? ¡Saca el móvil!
Si, por el contrario no tienes muchos conocimientos de cámaras, ajustes y demás o simplemente quieres viajar ligero de peso, tu teléfono es la solución. A día de hoy las cámaras de los smartphones tienen una gran calidad sin necesidad de volverse loco tocando todos los ajustes habidos y por haber. Únicamente será necesario enfocar y disparar (a veces solo tenemos que disparar).
No saldrán las mismas fotos que con una réflex, pero tampoco deberemos cargar con dos kilos extra encima mientras nos recorremos nuestro destino favorito. Y, como generalmente las fotos sacadas por nuestro teléfono ocupan poco, no tendremos tampoco que preocuparnos por el espacio.
También hay opción para los nostálgicos
También puede ser que seas un auténtico nostálgico, en ese caso, también tenemos una solución para ti. Puede que no sean las mejores fotos, ni la cosa más cómoda de llevar encima, pero con una cámara instantánea tendrás recuerdos inmediatos con un toque retro que seguro que te vuelve loco.
Porque, en la era de lo digital, las cámaras estilo Polaroid han vuelto a ganar fuerza. Y es que no hay nada como sacarte una foto y tenerla en ese mismo instante en la mano ya revelada. Si quieres, incluso puedes comprar una cámara cuyas instantáneas tienes que «revelar» agitando la foto, como hace años.
Aunque, lo más importante, de lejos, a la hora de preguntarte ¿qué cámara me llevo de viaje? es pensar en la comodidad. Porque lo último que quieres en unas vacaciones es tener que estar más pendiente de las fotos que de pasártelo bien.
Imágenes: Unsplash y Pixabay