Vivir sin horarios, tomando el sol, y disfrutando de los placeres de la vida. A nadie sorprende que volver de las vacaciones puede ser duro, ¿verdad? Descubre si padeces el síndrome postvacacional y cómo solucionarlo.
Lo bueno se acaba y toca volver a la realidad, y a muchos esto se les hará un mundo, llegando incluso a padecer el síndrome postvacacional. Pero toca comprender este fenómeno y aprender a superarlo. Te darás cuenta de que lo padeces porque, de repente, experimentarás más cansancio del habitual, insomnio y dificultad para conciliar el sueño, estrés, ansiedad, desmotivación, falta de energía, mal humor, etc. Es, en definitiva, como si septiembre fuese un lunes eterno.
¿Cómo hacerle frente?
Primero, tenemos que incorporarnos a la rutina de nuevo poco a poco, así como a los horarios, y dejar que nuestro cuerpo recupere sus biorritmos. Para ello, lo mejor es hacerlo poco a poco, lo que se conoce como softlanding. No podemos pretender dar el 100% desde el primer día, ya que solo conseguiríamos estrés y frustración. ¡Sé un poco comprensivo contigo mismo! Acompáñalo de dieta equilibrada y horarios estables, y un buen sueño reparador de 7-8 horas mínimo.
¿Cómo evitar el síndrome postvacacional?
Reparte los días de vacaciones a lo largo del año, para que el resto del año no se te haga muy duro ni excesivamente cuesta arriba. Combina distintos tipos de vacaciones: culturales, de relax, en contacto con la naturaleza… Así tu mente anticipará momentos buenos durante todo el año, no solo los momentos previos a las vacaciones estivales.
¿Y ahora?
Septiembre es un buen momento para realizar propósitos que nos ilusionen y nuevos hábitos que queramos incorporar a nuestra vida diaria, no hace falta esperar a Nochevieja. Piensa en una actividad que no tenga que ver con el trabajo, y que te apetezca realizar. ¿Clases de pintura, de baile…? ¿Club de senderismo los fines de semana? ¡Adiós síndrome postvacacional!